Con un titular lo más interesante, sorprendente y/o divertido posible, el texto publicitario intenta atraer la atención del lector. El titular debe "atrapar" al lector y motivarlo a consumir el resto del mensaje publicitario. El titular es el elemento más importante del texto publicitario. Un eslogan publicitario (también llamado lema o reclamo) se utiliza a menudo como titular. Otros elementos típicos de un texto publicitario son la sublínea, el cuerpo del texto y la llamada a la acción más o menos directa. En principio, un texto publicitario es todo el contenido lingüístico de un formato publicitario (por ejemplo, un cartel, un anuncio impreso, un texto de página web, etc.).
Una vez ganada la atención del lector, el texto publicitario persigue clásicamente dos objetivos publicitarios: Por un lado, debe influir positivamente en la actitud del lector hacia el contenido anunciado, es decir, mejorar la imagen. Además, el texto publicitario debe motivar una acción como la compra de un producto, un clic en un determinado enlace o un establecimiento de contacto. En última instancia, conseguir que el lector tome una decisión de compra es el objetivo principal de un texto publicitario.
En la era digital, el texto publicitario debe cumplir otra tarea. Dado que la atención también depende en gran medida de la capacidad de encontrar el contenido a través de los motores de búsqueda, los textos publicitarios también deben funcionar como textos SEO, es decir, optimizados para los motores de búsqueda. Un buen texto publicitario también debe poder ser encontrado digitalmente. Allí tiene la misma función de aumentar la conversión.
Los textos publicitarios deben ser fáciles de leer e informativos. Además, deben influir en el lector sin ser intrusivos. La creación de un buen texto publicitario es un gran reto.
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