Teamevents 2024

Estilo español en el taller Vermuth: Nuestros colegas españoles pusieron el listón muy alto en cuanto a creatividad: Su evento de equipo les llevó a la Universidad de Las Vermudas, toda una institución para los aficionados a Vermuth. Allí profundizaron en la historia y los complejos sabores de esta bebida tradicional.

Tras una apasionante introducción al arte de la elaboración del vermut, llegó el momento de ponerse manos a la obra: todos los participantes pudieron crear su propio vermut, personalizado a su gusto individual, por supuesto. Todo ello se acompañó de una selección de buenas tapas; al fin y al cabo, un vaso vacío es tan desagradable como un estómago vacío.

Al final de la velada, las creaciones caseras se embotellaron con orgullo y se llevaron a casa. Conclusión: una velada de éxito total que no sólo deleitó las papilas gustativas, sino que también llevó el espíritu de equipo al siguiente nivel. ¡Salud!

Aventura a toda velocidad por el centro de Múnich: Cualquiera que voluntariamente coja un coche en el centro de Múnich es un valiente o un completo indoloro. ¿Pero nosotros? Queríamos llevar la emoción al extremo y echamos un vistazo a las calles de la capital bávara desde una nueva perspectiva: ¡sólo por encima del asfalto!

En pequeños y ágiles velocípedos que recordaban más bien a coches Matchbox motorizados, pasamos junto a imponentes villas urbanas, por animadas calles comerciales y a lo largo de agitadas arterias de tráfico. Gracias a los minivehículos, el problema del aparcamiento era cosa del pasado, ¡pero teníamos la adrenalina a tope! ¿El mayor reto? Dirigir, reír y mantener la calma en estos estrechos vehículos al mismo tiempo.

Después de una visita por la ciudad repleta de acción, necesitábamos urgentemente un descanso y una buena cena. Terminamos la velada con una comida deliciosa y una conversación distendida. En resumen: no nos convertimos en pilotos de carreras, pero sí en aficionados a las microcarreras.
 

En el séptimo cielo de la barbacoa: cualquiera que ame la carne no olvidará jamás esta velada. Junto con dos maestros del arte de la parrilla, elaboramos un menú de seis platos que habría hecho vacilar por un momento incluso a los vegetarianos más obstinados.

Fue toda una experiencia del primer al último bocado: mientras los filetes se cocinaban a la perfección de tres formas distintas -parrilla de gas, parrilla de carbón y ahumador-, nosotros nos dedicábamos a cortarlos, marinarlos y, sobre todo, saborearlos. Por el camino, se desvelaron los secretos de las técnicas de asado, desde la temperatura óptima de asado hasta la pregunta: ¿carbón o gas?

Por supuesto, la velada no sólo fue una delicia culinaria, sino también un acontecimiento social. Nos reímos, charlamos y degustamos en un ambiente relajado. Al final, no sólo nos llevamos la barriga llena, sino también un montón de inspiración para el próximo verano de barbacoas. O para el invierno. Porque, como aprendimos, un filete perfectamente asado también sabe bien en la nieve.

Robin Hood y el Escuadrón del Caos: con arcos y flechas en el equipaje, salimos al aire libre. Tras una breve sesión informativa, que incluía la importante información de que las dianas estaban hechas de espuma dura, nos pusimos en marcha. Bosques, prados y campos fueron el telón de fondo de nuestra puntería, que osciló entre lo «pragmático» y lo «preciso».

Mientras algunos brillaban como auténticos Robin Hood, otros se preocupaban más por encontrar sus flechas entre los arbustos. Pero fue precisamente esta mezcla lo que hizo que el acontecimiento fuera inolvidable. Puede que el orgullo se quedara por el camino aquí y allá, pero los músculos de la risa se ejercitaron mucho.

En la cena posterior, todos estuvieron de acuerdo: los animales no tienen por qué tenernos miedo, pero el factor diversión fue gigantesco. Y quién sabe, ¡quizá el próximo evento por equipos sea una revancha de «arco y flecha»!